Rumbo a la descarbonización
El objetivo de que el 81% de la electricidad en 2030 provenga de fuentes renovables, según el PNIEC 2023-2030 es ambicioso, aunque alineado con la tendencia europea hacia la descarbonización. Pero no basta con instalar generación renovable; la red debe ser capaz de absorber y distribuir energía de forma estable. Se van a requerir soluciones tecnológicas avanzadas para seccionamiento, protección y conmutación en alta tensión.
Se trata de un plan que posiciona a España como líder en transición energética, pero conlleva ciertos riesgos: sobrecostes, retrasos y dependencia tecnológica. Tiene ciertas Implicaciones. Para las empresas, oportunidades en infraestructura eléctrica, de almacenamiento, software de monitorización y ciberseguridad. Para los consumidores, posible reducción de emisiones y precios más estables a largo plazo, aunque con costes iniciales altos. Y para el sistema eléctrico, la necesidad de resiliencia ante fenómenos extremos y ataques digitales.
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