España afronta un contexto de tensión internacional que afecta de forma directa a su estrategia en materia de Defensa y ciberseguridad. La ruptura de contratos con Israel y la relación compleja con Estados Unidos, unida al acercamiento a China, han puesto sobre la mesa la necesidad de reforzar la autonomía tecnológica. Según datos recientes, los ciberataques a sectores esenciales en España crecieron un 43% en el último año, mientras que a nivel global los procedentes de China se han incrementado un 150%, situando a los países de la OTAN entre los principales objetivos.
Los expertos advierten que Europa y España carecen de suficiente independencia en este ámbito. “Europa en general no tiene gran autonomía. Hay proyectos y buenos sistemas, pero falta apoyo e inversión”, señala Sancho Lerena, especialista en ciberseguridad y gestión IT.
Dependencia tecnológica y riesgos para Europa
La situación con Estados Unidos es distinta, pero también preocupante. Gran parte de la infraestructura digital europea depende de empresas estadounidenses. En la actualidad, cerca del 90% de los datos europeos están en manos de compañías de ese país. Esto plantea un riesgo en caso de que, en un escenario de conflicto, se bloquearan conexiones o accesos a servicios esenciales.
Los analistas insisten en que la solución pasa por impulsar plataformas europeas capaces de gestionar infraestructuras críticas con autonomía. El debate se centra en reducir la dependencia tecnológica de potencias extranjeras y fomentar un sector industrial propio que pueda garantizar la seguridad digital y militar en la región.
España y el reto de construir autonomía
La tensión con Israel ha dejado al descubierto la vulnerabilidad en materia de suministros tecnológicos. El país mediterráneo era un proveedor clave de equipos militares y de sistemas de telecomunicaciones avanzados, como armas con control remoto o radios especiales. La cancelación de contratos obliga ahora a buscar alternativas nacionales y europeas que aseguren tanto el mantenimiento como el desarrollo de nuevas capacidades.
El acercamiento a China añade otro punto de debate. Mientras algunos gobiernos europeos observan con cautela este movimiento, los informes de organismos internacionales alertan de un incremento de ofensivas informáticas procedentes de ese país, que se suman a las ya activas campañas de ciberdelincuentes rusos.
Los especialistas sostienen que España debe considerar la tecnología como un arma más de Defensa, al mismo nivel que los recursos militares tradicionales. El futuro pasa por mejorar la ciberseguridad, invertir en software y telecomunicaciones, y construir una industria capaz de operar sin depender del exterior.