La consultora IDC publicó en octubre de 2025 su informe sobre el estado de la inteligencia artificial (IA) en las empresas. El estudio, realizado entre más de 1.200 responsables de TI, datos y desarrollo de software en todo el mundo, revela que la adopción de la inteligencia artificial se ha convertido en un requisito organizativo en todos los sectores, pero que el nivel de madurez marca una gran diferencia en los resultados.
IDC clasifica a las compañías en cuatro grupos: Emergentes, Pioneras, Líderes y Maestras. Solo un 13% alcanza el nivel de “Maestras”, con una arquitectura de datos unificada, procesos de gobernanza sólidos y un uso más avanzado de la inteligencia artificial, incluido el enfoque hacia la llamada agentic AI, sistemas capaces de actuar de manera autónoma. En el extremo opuesto, el 15% de organizaciones se sitúan en la fase inicial, donde la falta de preparación de datos y la fragmentación tecnológica son todavía comunes.
Los resultados muestran una clara ventaja de las empresas más avanzadas. Las Maestras experimentaron un crecimiento medio de ingresos del 24,1% frente al 15,8% de las Emergentes. También registraron mayores ahorros de costes (25,4% frente a 15,9%) y aumentos de eficiencia operativa (27,8% frente a 16,9%).
El papel crítico de los datos y la seguridad
El informe subraya que la preparación de los datos es el principal reto para escalar la IA. Las organizaciones con menor madurez son más propensas a usar información inapropiada o duplicada, carecer de metadatos y mantener modelos entrenados con datos obsoletos. Estas deficiencias aumentan los costes y reducen la fiabilidad de los sistemas.
La infraestructura también sigue siendo un problema generalizado. Un 84% de las empresas reconoce que su almacenamiento no está completamente optimizado para la IA, aunque el porcentaje ha mejorado frente al 63% que en 2024 declaraba necesitar una renovación completa.
La seguridad es otro punto clave. El informe señala que el 62% de las compañías más avanzadas aumentó su presupuesto de ciberseguridad ligado a proyectos de inteligencia artificial, mientras que solo un 16% de las menos maduras hizo lo mismo. Las primeras también tienden a involucrar a los equipos de infraestructura desde el inicio de las iniciativas, lo que reduce riesgos y facilita la transición de proyectos piloto a entornos productivos.
De la promesa al pragmatismo
El estudio apunta a un cambio en la forma en que las empresas abordan la inteligencia artificial. Tras una etapa de entusiasmo inicial, las organizaciones maduras se mueven hacia un enfoque más pragmático, que prioriza la eficiencia, la gobernanza y el retorno de inversión.
Mientras tanto, las empresas emergentes suelen mostrar un optimismo mayor sobre sus avances. IDC señala que perciben la implantación como más rápida y sencilla de lo que en realidad es, al no haber afrontado aún los retos complejos de iniciativas avanzadas. Esa diferencia explica por qué las empresas Maestras obtienen mejores resultados en innovación, satisfacción de clientes y reducción de riesgos.
Un camino en construcción
El informe concluye que, pese a los avances, no existe una meta final en el desarrollo de la inteligencia artificial empresarial. Incluso las organizaciones más avanzadas deben seguir invirtiendo en datos, seguridad e infraestructura para mantener su posición competitiva.
Los resultados muestran que la inteligencia artificial se ha convertido en una prioridad transversal, pero también en un desafío que exige coordinación entre áreas técnicas, directivas y de negocio. La capacidad de gestionar datos de forma responsable y segura será decisiva para que las empresas aprovechen la próxima generación de inteligencia artificial.