El informe muestra que el 70% de los directivos afirma haber llegado a su configuración actual de nube sin planificación. Esta circunstancia ha generado fragmentación, límites de control y dificultades para integrar nuevas tecnologías. La creciente presión regulatoria y el impacto de los conflictos internacionales han intensificado esta preocupación. El 75% de los líderes reconoce riesgos geopolíticos en el almacenamiento global de datos, lo que acelera la revisión de estrategias.
El documento subraya que el uso de la nube ya no es un asunto técnico, sino estructural. Las empresas buscan alinear tecnología y negocio para garantizar continuidad operativa, cumplimiento normativo y capacidad de innovación. Esta transición abre paso a modelos donde la infraestructura deja de ser un simple soporte para convertirse en una herramienta de gobierno del dato.
La arquitectura como elemento central
Kyndryl indica que la discusión ya no gira sobre elegir entre nube pública u on-premise. La tendencia dominante es combinar ambos entornos en arquitecturas capaces de ofrecer interoperabilidad, control y flexibilidad. El 84% de los líderes utiliza múltiples nubes de forma intencional, y una parte creciente recupera datos hacia infraestructuras propias. El 41% está repatriando información a servidores locales para reforzar soberanía y cumplimiento.
El informe destaca que la clave está en la gestión del entorno, no en su ubicación. La adopción de modelos híbridos permite seleccionar el espacio óptimo para cada carga de trabajo, mantener una gobernanza coherente y reducir la dependencia de proveedores específicos. Esta arquitectura facilita conectar datos privados con herramientas avanzadas sin comprometer confidencialidad, un aspecto especialmente relevante ante el auge de la inteligencia artificial.
La IA redefine las necesidades de nube
Según el estudio, el 89% de las organizaciones asegura que sus inversiones en nube han facilitado el uso de IA. Sin embargo, también admiten barreras: la integración entre sistemas, los requisitos de seguridad y las limitaciones regulatorias condicionan la implantación de modelos más avanzados.
El crecimiento de la llamada IA agentica obliga a revisar la arquitectura. Estos sistemas aprenden en entornos de alta capacidad de cálculo, pero necesitan operar cerca de los datos corporativos para garantizar control y cumplimiento. El resultado es un circuito continuo: entrenamiento en la nube pública y ejecución en entornos privados, una fórmula que combina potencia y seguridad.
Esta dinámica favorece la expansión de nuevos proveedores centrados en potencia de GPU (los llamados neoclouds) que permiten escalar proyectos sin contratos rígidos ni inversiones en hardware. El informe concluye que la infraestructura será el factor que determine la calidad, velocidad y resiliencia de la IA empresarial.
Seguridad y soberanía como prioridades
La ciberseguridad ocupa una posición central en las decisiones tecnológicas. El 82% de los líderes reconoce haber sufrido incidentes relacionados con ciberataques durante el último año, y el 91% afirma que la nube actual les permite adaptarse mejor a nuevas exigencias regulatorias. La combinación de IA ofensiva, expansión de superficies de riesgo y dependencia de proveedores globales ha elevado la necesidad de arquitecturas capaces de aislar amenazas y restaurar sistemas con rapidez.
El informe señala que la próxima generación de nube se definirá por la experiencia operativa: continuidad, interoperabilidad y flujo de datos seguro entre proveedores. Regulaciones como el EU Data Act impulsarán este cambio, obligando a estructuras más abiertas y portables.
Kyndryl sostiene que el escenario actual marca el final de la nube entendida solo como almacenamiento. La organización defiende que la nube híbrida será la base del nuevo modelo empresarial, un ecosistema diseñado para integrar IA, garantizar soberanía y mantener el control sobre sistemas críticos. Frente a un entorno más complejo, el valor periodístico del informe reside en su mensaje central: la diferencia entre adoptar nube y aprovecharla está en la estrategia, y 2025 será un punto de inflexión para quienes tengan que rediseñar su arquitectura digital.


