EY, en colaboración con el Instituto de Investigación Tecnológica (ITT), ha presentado el informe: ‘Demanda eléctrica e inversiones en la red 2025 – 2035’, un análisis que proyecta un incremento significativo de la demanda eléctrica en España durante la próxima década y la necesidad de incrementar las inversiones en la red de distribución. El estudio modeliza el comportamiento futuro de los consumidores industriales y residenciales; así como de la integración de nuevos vectores energéticos, como la electrificación de puertos y carreteras, el hidrógeno verde, los gases renovables y los centros de datos.
Los resultados del modelo de demanda se utilizan como input para el modelo de cálculo de inversiones en la red. Para ello, se ha modelizado el comportamiento de la red de distribución eléctrica nacional con el objetivo de estimar las necesidades de refuerzo derivadas del crecimiento de la demanda y del desarrollo de nuevos vectores; así como las necesidades de digitalización y reposición de la red actual.
Según el informe, la demanda eléctrica nacional podría aumentar entre un 33% y un 54% para 2030, situándose entre 305,8 y 360,8 TWh, muy alineado con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Para 2035, el crecimiento acumulado podría alcanzar entre un 64% y un 105%, con un rango de hasta 479,8 TWh. En paralelo, se prevé un aumento de la potencia instalada de hasta 312 GW, con un papel destacado del sector industrial y los nuevos polos de demanda energética.
Los vectores de crecimiento
El crecimiento estará impulsado por tres grandes vectores:
1. La electrificación de procesos industriales con temperaturas inferiores a 400º C, que puede suponer hasta 129 TWh en 2035.
2. La transformación del segmento residencial, impulsado por la instalación de bombas de calor de alta eficiencia, especialmente en la nueva vivienda y la expansión del vehículo eléctrico.
3. El desarrollo de nuevos vectores de demanda, como el hidrógeno verde, los centros de datos, la electrificación de los puertos, las plantas desaladoras y la infraestructura de recarga pública, que podrían sumar más de 170 TWh a 2035.
El informe subraya que, si se eliminan las barreras para la electrificación industrial -especialmente en procesos térmicos por debajo de 400 °C-, se podrían superar los objetivos de reducción de emisiones del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima), alcanzando reducciones de CO₂ superiores al 30%. Además, estima que los nuevos vectores, como la movilidad eléctrica, los centros de datos o los puertos electrificados, representarán más del 35% del incremento total de la demanda a 2035.
Potenciar la inversión
La inversión total estimada a nivel nacional en la red de distribución en 2030 debería estar entre los 4.586 y los 6.313 millones de euros, dependiendo del escenario de crecimiento de la demanda eléctrica considerado. En el escenario más conservador, las necesidades de inversión derivadas del crecimiento de la demanda, la digitalización y la reposición de activos podrían ser compatibles con la ampliación de los límites establecidos en el proyecto de Real Decreto publicado el 12 de septiembre, que pretende regular los planes de inversión de las redes de transporte y distribución de la energía eléctrica.
Este estudio pone de relieve la necesidad de políticas públicas, inversiones y marcos regulatorios que impulsen la descarbonización y garanticen una infraestructura adecuada para absorber el crecimiento proyectado de la demanda eléctrica nacional.
Antonio Hernández García, socio de Sectores Regulados, Análisis Económico y Sostenibilidad en Consulting de EY ha explicado que “el crecimiento de la demanda no solo refleja una evolución tecnológica, sino también una transformación profunda del tejido productivo. Estamos ante un cambio estructural en la forma en que generamos, distribuimos y consumimos la energía, que exigirá inversiones sostenidas y planificación territorial estratégica. Asimismo, en un contexto de alta penetración de renovables, clave para la competitividad industrial y la reducción de la dependencia de fuentes fósiles, resulta esencial considerar la demanda, cuyo crecimiento será indispensable para evitar vertidos y distorsiones en las señales de precios”.