El informe se basa en una encuesta realizada a cerca de 5.000 profesionales del desarrollo de software. Los datos muestran que el 90% de ellos ya utiliza IA en su trabajo diario, lo que supone un aumento del 14% respecto al año pasado. Además, un 65% de los encuestados afirma hacer un uso intensivo de estas herramientas, dedicando una mediana de dos horas al día a integrar la IA en sus flujos de trabajo principales.
El estudio destaca que más del 80% de los profesionales perciben mejoras en productividad gracias a la IA. También un 59% asegura que la calidad del código generado ha mejorado con su uso. Sin embargo, persiste lo que el informe llama “la paradoja de la confianza”: solo un 24% de los encuestados confía mucho en la IA, mientras que un 30% declara confiar poco o nada. Esto refleja que, aunque la IA es vista como un apoyo fundamental, todavía no sustituye al criterio humano en la toma de decisiones.
Impacto en las organizaciones
La adopción de la inteligencia artificial está teniendo un efecto directo en las empresas. Según el informe, los equipos que integran IA lanzan más software y aplicaciones. No obstante, los resultados también muestran que la tecnología actúa como un reflejo del estado interno de cada organización. En compañías cohesionadas, amplifica la eficacia, mientras que en entornos fragmentados evidencia las carencias.
El informe incluye el Modelo DORA de capacidades de IA, que identifica siete áreas esenciales para aprovechar al máximo el potencial de estas herramientas. El documento subraya que no basta con incorporar tecnología: las organizaciones deben adaptar su cultura, sus procesos y sus sistemas para obtener beneficios sostenibles en el tiempo.
En conclusión, el DORA 2025 sitúa a la inteligencia artificial como una pieza central en el desarrollo de software, con un uso cada vez más extendido y resultados positivos en productividad, pero con un debate abierto sobre el nivel de confianza que merece.