Los expertos advierten de que la monocultura en internet es uno de los riesgos más significativos del próximo año. La concentración del tráfico global en grandes proveedores de la nube, redes de distribución de contenido y herramientas de productividad supone que una interrupción o vulnerabilidad en estos servicios pueda afectar de forma simultánea a un número muy amplio de usuarios.
Esta homogeneización facilita que los ciberdelincuentes obtengan beneficios mayores con ataques de menor complejidad. Porque cada dato (incluso los más básicos) puede ser recopilado y vendido. Según Adrianus Warmenhoven, especialista de NordVPN, basta con tener presencia en línea para convertirse en un objetivo.
A esta tendencia se suma el aumento de la desinformación a través de nuevos canales. Durante 2025 se observó una normalización de prácticas inseguras en plataformas sociales, lo que, según los analistas, continuará en 2026. Grupos delictivos destinan recursos a difundir hábitos de riesgo y a promover productos con estándares bajos de protección. Aprovechando así la influencia de personas con amplia visibilidad en redes.
La IA acelera las vulnerabilidades
Las herramientas de inteligencia artificial almacenan información sensible en los navegadores. Esto expone datos personales a ladrones digitales. Al mismo tiempo, los ciberdelincuentes ya emplean sistemas autónomos capaces de analizar redes y explotar fallos sin supervisión humana. Estas herramientas permiten ataques más rápidos y adaptables, útiles para campañas de phishing o ingeniería social. Modelos avanzados como Evil GPT, disponibles en la dark web por precios reducidos, permiten automatizar este tipo de acciones. El CTO de NordVPN, Marijus Briedis, señala que la IA amplía las capacidades tanto de los atacantes con experiencia como de quienes apenas tienen conocimientos técnicos.
La confianza digital y el desafío cuántico
La autenticación en la nube se situará en el centro de las amenazas. Con deepfakes, clonación de voz e identidades sintéticas que dificultarán distinguir lo real de lo manipulado. La creación de perfiles falsos mezclando datos reales y ficticios permitirá fraudes prolongados y accesos ilegítimos a servicios digitales.
El desarrollo de la computación cuántica, cuyo mercado superará los 5.000 millones de dólares en 2026, añade un riesgo adicional: los estándares actuales de cifrado dejarán de ser seguros. Aunque los ataques cuánticos masivos aún tardarán en llegar, ya se practica el método de “recopilar ahora, descifrar después”, que podría exponer información protegida durante décadas.
Warmenhoven subraya que la educación digital debe orientarse hacia la higiene digital y la formación en hábitos seguros, un aspecto que será esencial en 2026 ante un entorno cada vez más complejo.






