El supercomputador Alice Recoque será el primer sistema exascale con base en Francia y el segundo en Europa. Estará gestionado por el CEA y promovido por GENCI, con apoyo financiero de EuroHPC JU, el programa Digital Europe y el consorcio Jules Verne, en el que participan Francia, Países Bajos y Grecia. Su instalación en el TGCC del CEA refuerza el papel de Francia como uno de los principales nodos europeos en computación científica.
El sistema superará un exaflop por segundo, una cifra que multiplica por cincuenta la capacidad actual del centro y reduce el impacto energético al crecer solo por cinco el consumo respecto al sistema anterior. Esta combinación de potencia y eficiencia convierte al proyecto en un elemento central para las políticas europeas de soberanía digital y gestión sostenible de infraestructuras tecnológicas.
Con un coste total de 554 millones de euros en cinco años, el proyecto busca dar soporte a investigaciones de alto impacto en clima, energía, salud, materiales avanzados y formación de modelos fundacionales en IA. Su valor no reside solo en la potencia, sino también en la estrategia común que permite a Europa disponer de herramientas críticas sin depender de proveedores externos.

Infraestructura avanzada para IA y computación científica
Alice Recoque funcionará como una fábrica de IA-HPC, capaz de integrar cargas de trabajo de simulación científica con modelos avanzados de inteligencia artificial. El sistema combinará los procesadores AMD EPYC de nueva generación, GPUs AMD Instinct MI430X, FPGAs de AMD y una partición de cómputo basada en la CPU europea Rhea2 de SiPearl. Todo estará conectado mediante la tecnología de red BXIv3 de Eviden.
Este diseño facilita escalar aplicaciones complejas, mover grandes volúmenes de datos y ejecutar análisis en ámbitos como meteorología, astrofísica, modelización molecular o desarrollo industrial. Cada GPU integrará 432 GB de memoria HBM4 y un ancho de banda de 19,6 TB/s, lo que permitirá manejar modelos de IA de gran tamaño y simulaciones en doble precisión sin cuellos de botella.
Además, el sistema incorporará almacenamiento de DDN y la arquitectura BullSequana XH3500 de Eviden, preparada para adaptarse a futuros avances en computación cuántica y nuevas generaciones de chips. Este conjunto ofrece una estructura modular que facilita actualizar y ampliar capacidades sin rediseñar toda la infraestructura.
Soberanía, eficiencia y control del ciclo tecnológico
Alrededor del 75% de la producción de los componentes BullSequana XH3500 se ha reubicado en Europa. Esto permite garantizar trazabilidad, reducir riesgos geopolíticos y alinearse con los objetivos de independencia tecnológica. La integración de procesadores europeos SiPearl refuerza esa apuesta, permitiendo que parte del rendimiento del sistema se apoye en una cadena de suministro controlada desde la región.
El sistema operará con 94 racks y utilizará refrigeración líquida directa con agua templada, una tecnología desarrollada por Eviden que reduce el consumo y mejora la estabilidad térmica. La combinación de hardware optimizado y el software de gestión energética Argos permitirá mejorar hasta un 20% la eficiencia de las cargas de trabajo frente a otros sistemas exascale comparables.
El enfoque europeo prioriza reducir la huella energética sin limitar el rendimiento, una cuestión clave ante el crecimiento de los modelos de IA y el incremento del consumo asociado a la computación científica. Con un 25% menos de racks que otras máquinas exascale, Alice Recoque se convierte en un ejemplo de infraestructura de alto impacto diseñada para minimizar recursos.
Un activo estratégico para Europa
Alice Recoque será un eje central de la política tecnológica europea. Permitirá a investigadores, administraciones y empresas desarrollar proyectos que requieren un nivel de cálculo al que pocos países en el mundo pueden acceder. Europa refuerza así su posición en un terreno clave para la competitividad industrial, la investigación científica y la autonomía digital.
El supercomputador consolida la colaboración entre Eviden y AMD, introduce componentes europeos en un sistema de primera línea y se integra en una red continental coordinada por EuroHPC para impulsar el desarrollo tecnológico. Con esta infraestructura, Europa avanza hacia un modelo en el que la capacidad de computación no depende de terceros y donde la IA y la HPC se convierten en herramientas de desarrollo estratégico y científico de largo recorrido.






