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Los centros de datos afrontan en un punto de inflexión marcado por la IA y la presión energética



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El crecimiento de la inteligencia artificial situará a los centros de datos ante un cambio clave en 2026, marcado por el aumento del consumo energético y nuevas limitaciones regulatorias. Según la Agencia Internacional de la Energía, el sector podría alcanzar 1.050 TWh de consumo eléctrico global

Publicado el 22 dic 2025



La IA tensiona el futuro energético de los centros de datos

La expansión de la inteligencia artificial, el aumento del consumo eléctrico y las exigencias regulatorias y sociales situarán a los centros de datos ante un cambio decisivo en 2026. El sector, clave para sostener la digitalización y los nuevos servicios digitales, entra en una etapa en la que la eficiencia energética, la sostenibilidad y la aceptación local dejan de ser aspectos secundarios para convertirse en factores centrales de planificación e inversión.

Así lo recoge el estudio «Centros de datos: las diez principales tendencias para 2026″, elaborado por Data4, que analiza los principales retos que marcarán el próximo año.

El informe señala que el crecimiento de las cargas de trabajo asociadas a la IA está transformando de forma acelerada la infraestructura digital. Los centros de datos son ya la base física sobre la que se entrenan, alojan y ejecutan los modelos de IA, y esa función tiene un impacto directo en la demanda energética. La Agencia Internacional de la Energía estima que el consumo global del sector podría alcanzar hasta 1.050 teravatios hora en 2026, impulsado en gran parte por el uso intensivo de GPUs, mucho más exigentes que las CPU tradicionales.

Más energía y nuevos sistemas de refrigeración

El aumento de la densidad de los equipos está obligando a replantear los sistemas de refrigeración. Los métodos tradicionales resultan insuficientes ante racks cada vez más potentes, lo que acelera la adopción de refrigeración líquida directa, inmersión y sistemas en dos fases. Estas tecnologías, según el documento, pueden reducir entre un 50% y un 60% el consumo energético asociado a la refrigeración, un dato clave en un contexto de precios elevados de la energía y restricciones de suministro.

A la par, los operadores avanzan hacia modelos energéticos híbridos, combinando fuentes renovables como la solar y la eólica con sistemas de almacenamiento y microredes. El texto apunta también a pruebas con pequeños reactores modulares, aún en fases iniciales, como posible vía para garantizar suministro estable y bajo en carbono en regiones con redes eléctricas limitadas.

Regulación, agua y relación con el entorno local

La presión regulatoria será otro de los ejes de 2026. En zonas con escasez hídrica, las autoridades ya exigen sistemas de refrigeración secos o híbridos y el uso de agua reciclada o no potable. A ello se suman requisitos más estrictos en materiales de construcción, evaluaciones de impacto ambiental y certificaciones.

El informe subraya que la aceptación social se ha convertido en un factor estratégico. La oposición local puede retrasar o bloquear proyectos, por lo que las empresas del sector refuerzan los programas de diálogo con comunidades y administraciones. La relación con el entorno deja de ser un elemento accesorio y pasa a formar parte del diseño del proyecto.

Automatización, grandes campus e inversión

En el plano operativo, ganan peso los gemelos digitales, que permiten simular y optimizar en tiempo real el funcionamiento de los centros de datos. Estas herramientas facilitan el mantenimiento predictivo, la gestión de cargas y la adaptación a las condiciones de la red, apoyadas en sistemas de automatización basados en IA.

Europa verá además el desarrollo de megacampus de cientos de megavatios, e incluso cercanos al gigavatio, que requieren grandes infraestructuras eléctricas y de conectividad. Paralelamente, crecerá la computación periférica, con microcentros de datos repartidos geográficamente para reducir latencias y aliviar la congestión de las redes.

El documento advierte también de la escasez de profesionales especializados, desde ingenieros energéticos hasta expertos en refrigeración e infraestructura para IA, lo que obliga a reforzar la formación y la colaboración con universidades.

La combinación de estos factores mantiene un alto nivel de inversión, con operaciones a gran escala y alianzas público-privadas. Sin embargo, el sector afronta un mayor escrutinio sobre su huella ambiental y su impacto social. En 2026, los centros de datos deberán demostrar no solo su papel económico, sino también su contribución a un desarrollo digital compatible con los límites energéticos y ambientales.

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